puta vida

Olor a semen invade el cuarto. Tu arrinconada y yo cobrando. Gimes de un placer falso y yo afuera escucho y me éxito. Deseo entrar y matarlo, hacerte el amor pero si lo intento muero. Acaba la noche y te quedas en la cama tendida, cansada, desnuda. Me recuesto a tu lado. Recorro tu cuerpo con mi mano, te acaricio y estremeces. Tocan la puerta y de un salto me pongo de pie, te tapas la piel desnuda y abro la puerta tratando de controlar mi excitación. Es el jefe, el padrote. Entra y con su mirada pareciera que te hace suya. Deja de verte para mirarme a mi, recorre su mirada de ti hacia a mi.
Camina con presencia, se impone, llega a tu lado, te abraza, se acerca a ti y hule esa aroma que despierta los deseos mas bajos de un hombre, una aroma afrodisíaco. Recarga su cabeza en tus senos y lo abrasas, permanezco como espectador. El hombre que imponía miedo ahora es un niño, llora sin parar; mientras llora te besa el pelo y las mejillas. Se aferra a ti, te abraza casi hasta el punto de la asfixia. Sus labios llegan a tu oído y te susurra entre sollozos – lo siento hija-. Te besa la mejilla por ultima vez se para de la cama y se marcha de la habitación. Y yo solamente me quedo ahí parado, mirando como mi padre hace de mi hermana una puta.

Cruz Alejandro...