Lucas y Amanda

Lucas y Amanda

Escrito el 30 de diciembre a las 3 am(noche de insomnio por culpabilidad)

-Tu no respetas mi persona- fueron las ultimas palabras que escucho Amanda.

Una bala entro directo entre sus ojos, haciéndole caer y perder la vida instantáneamente.

Que frágil es la línea de los enamorados, se necesita dedicación, entrega de cada uno, para que funcionen las cosas, esta vez no fue el caso.

El comportamiento liberal, y ese espíritu independiente que galopaba en Amanda, era algo indomable. Esto era una cosa Lucas nunca pudo comprender.

Eran una pareja estable al principio, como todas, después no se si fue ella o fu el, los que perdieron el control de las cosas.

Se empezaban a espiar, revisar mensajes, email, llamadas telefónicas, etc.

Eso se volvía enfermizo y perturbante, Amanda le puso un alto, ella fue la que comprendió primero, llegaron a un acuerdo de no revisar o espiarse mas.

Pero después vinieron los amigos, esos amigos que la sacaban a todas partes, que la llevan a otros lados, y Lucas simplemente aguantando. Los labios fruncidos, con los dientes encajados, ya saboreando unas gotas de su propia sangre, era lo que Lucas se ganaba cada vez que se tragaba su orgullo.

No sabremos se era algún desorden emocional o psicológico lo que lo orillaba a comportarse de esa manera.

- tantos amigos Amanda, que no puedes estar un día conmigo-, - siempre pienso en ti Lucas, siempre-, decía Amanda.

Y se notaba en la mirada de Lucas como analizaba cada parte de esa frase “siempre pienso en ti”, la repetía una y otra vez, le daba vueltas, para entender y sacar conclusiones que ella solo pensaba en el, pero le daba la razón, le daba la razón de que ella nunca estaba con el, nunca salían juntos, nunca se miraban.

Lucas aguantaba esta humillación, se lo tragaba, no había otra cosa que hacer, si amabas a alguien, había que esperarla, habría que soportarle todo lo que hiciera o dijera, era un infierno total para el, lloroso y abatido, día con día luchaba contra ese sentimiento animal que lo controlaba repentinamente.

Ese deseo de tomar un martillo agarrar a uno de sus amigos y aplastarle la cabeza a golpes hasta el cansancio, amartillarlo sin parar 30 veces hasta 100 si eran posible, a Lucas le gustaba sentarse en el sillón, e imaginárselo, imaginar la sangre salpicando en su cara y ropa, ver como se iba desfigurando la cara de ser, cerraba los ojos e imaginaba, cuando dentro de su mente terminaba de aplastarle el cráneo a uno de los amigos de Amanda, se podía ver que esboza una ligera sonrisa, pero sonrisa al final del día.

Algunas veces las imágenes eran tan reales que se dibuja un gesto de preocupación, asco. No siempre era tan feliz tomar el martillo y matar, algunas veces lo vivía tanto que abría los ojos y se encontraba con los puños apretados y con una excitación y euforia enorme. Eso lo ponía aun mas pensativo, pensaba el, que alguna vez pudiera pasar.

Entre libros y música calmaba un poco a la bestia, de esa manera llamaba a esos instintos de asesinar que le nacían.

Después de algunos meses Amanda empezó a trabajar, y mantenerse ocupada de cierta forma, Lucas lo asimilaba, pero no del todo cuando ella tardaba en contestar sus llamadas, o pasaba casi una semana sin saber nada de ella.

Las confusiones, la psicosis y las imágenes aparecían perturbando su mente, hasta que de pronto llegaba una llamada, un mensaje, o aparecía ella de la nada ante su puerta, y toda esa bestia que se mecanizaba en su interior se calmaba.

Después de varias noches que no se habían visto ni la cara, Lucas invito Amanda a cenar, reservo un lugar aparto del restaurante favorito de ella, pidió el vino que a ella le encantaba y el platillo preferido; todo parecía distar a ser una buena velada.

- amor llegare un poco tarde, no pases por mi, yo llegare al restaurante- le dijo Amanda por teléfono.

Lucas se alisto, tratando de vestirse de una forma agradable para ella. Una hora después de lo acordado se apareció Amanda, radiante, hermosa, espectacular. Su cara brillaba, su sonrisa, radiaba perfección. Lucas miro y sonrío, segundos después esa sonrisa desapareció, al ver que detrás de ella venia un acompañante, un amigo de ella.

Lucas sostuvo la sonrisa un tiempo más, y estrecho la mano de El, acto inmediato la saludo con un beso.

En el transcurso de la noche se entero de un par de cosas, El era el nuevo amigo del trabajo, segundo por casualidad El era un vecino de Amanda, y por último a pesar de que se veían toda la noche en el trabajo y convivían, Amanda se enfoco más en El que en Lucas.

Acabada la velada romántica echada a perder por Amanda, se dirigieron al apartamento, ella en su carro con El, y Lucas aparte en su carro. En la puerta de Amanda se despidieron, ella y El, mientras que Lucas con un gesto y movimiento de la mano se despedía para entrar a la casa de Amanda.

Se acurrucaron en el sofá, se abrazaron, sintió su calor.

Pero esa bestia se había mecanizado, ahora trabaja rápidamente con esa necesidad de destruir las cosas.

Sentía el calor de ella, su respiración, el aliento; pero el latir del corazón de la bestia, las ganas de calmarse no podía. Apretó los puños para hacer que desapareciera esa bestia, cerro los ojos, murmuro un par de veces contrólate.

- es simpático verdad, quien iba a imaginar que fuera mi vecino, es muy buen muchacho, es el único que no me cae mal, y aparte es el único hombre, y es medio volado con las muchachas y…- Bla Bla Bla Bla era todo lo que escucha Lucas ya, no le importaba que fuera excelente El, no le importaba a que escuela iba, no le importaba en absoluto, porque lo hizo, por que hablo de el.

Las venas se exaltaban, la respiración se agitaba, sentía que perdería el control, sentía que la bestia se apoderaba de el.

Se levanto de un salto, corrió hacia el baño y vomito, vomito todo blanco, creo que vomito su inocencia, su pureza o vomito lo humano que le quedaba. Se acordó que el padre de Amanda le había regalado una pistola para protección y ella la escondía con los jabones y shampoo en el baño. La tomo, la cargo.

Salio del baño presuroso, grito “AMANDA”, ella se espanto y volteo, miro la pistola, se quedo inmóvil, Lucas le apuntaba a la cara, ella permaneció sentada en el sillón, no se movió, ni parpadeo los ojos.

-porque tuviste que llevar a alguien mas a nuestra citas, porque siempre tiene que haber alguien mas por encima de mi, porque no contestas nunca el teléfono a pesar de que ya saliste de trabajar, porque Amanda!!!- los ojos de ella estaban blancos, sus labios tiritaban, quería decir algo pero no salían palabras o gruñido alguno.

Habla Amanda, habla, di algo desesperado, di que lo amas, aunque no sea cierto dile algo, tan solo dile algo y el se calmara, vamos Amanda di algo, di tan solo una cosa, menciona su nombre, susurra un te quiero, di algo con una jodida vez di algo, cualquier cosa.

El silencio se extendía en el tiempo, Lucas la miraba y ella no mencionaba ninguna palabra.

-tu no respetas mi persona- dijo Lucas y un disparo ensordecedor retumbo en la habitación, Amanda caía recostada en el sillón, con la mirada perdida viendo hacia el techo y un hilo de sangra que empezaba a correr por la nariz

Lucas gritaba, y movía cosas, gritaba y tirabas las cosas del departamento, y un golpe en la puerta lo detuvo en seco.

-¿Amanda esta todo bien?, se escucho mucho ruido y gritos, ¿aun sigue tu novio ahí?-

Era El, podía reconocer su voz entre miles de personas, era esa maldita voz chillona.

Lucas corrió hacia un cuarto de herramientas que estaba ahí, tomo un martillo, fue hacia la puerta y lo hizo pasar, le dijo a El, que Amanda se había caído en la regadera. Y cuando El le dio la espalda a Lucas, este como un vil traidor, como un maldito Judas buscando la oportunidad, se abalanzo contra el con el martillo, dándole un golpe seco en la nuca, después siguió martillando, empezó a sentir como la sangre salpicaba su cara, pero aun así no paro, siguió golpeando, golpeo tanto que callo desmayado de la euforia.

Despertó Lucas después de un par de horas, con la cara salpicada de sangre y el resto del cuerpo húmedo, con una mezcla de sudor y sangre de El. Miro a su alrededor y se fue, salio a la calle caminando con todo un traje embarrado de sangre.

Días después se encontró a Lucas en su cama con los brazos cortados a lo largo, con una cama teñida totalmente de sangre y junto a el se encontró este escrito.[1]



[1] Nota del autor: durante una investigación del caso.

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