Talant

Talant se sentó en el borde de la azotea para admirar la luna, millones de noches lo había hecho. Su aspecto joven pero con tantos años de existencia. El viento soplaba con fuerza, removiéndole el pelo. Sentía nostalgia, tantas mujeres que había amado y todas ellas han muerto. Nunca se atrevió a convertir a ninguna de ellas a esta bella maldición.
Su aspecto blanco, pálido, parecido a una tela blanca recién sacada del hilar y sus ojos negros tan profundos como la oscuridad misma que lo abrazaba.
Lo habían amado tantas veces, y él las había amado de vuelta a un nivel superficial. Pero nunca nadie le había robado el apetito, el sueño, las ganas de admirar otras bellezas, que ese pequeño ángel que vio en el callejón, después de haber peleado y con las heridas aun abierta, se acerco aquella niña inocente que le tomo la mano dándole un beso en la mejilla.
Han pasado 15 años de eso, Talant la ha vigilado desde entonces. Ahora ha cumplido 23 años, joven e inocente aun en esta vida. Se ha pegado a ella en los momentos de sus triunfos y derrotas ha dedicado cada movimiento y cada noche a cuidar de ella. Un triunfo fue cuando descubrió su nombre, un nombre que había escuchado miles de veces pero que en ella cobraba significados especiales: Alicia, amor mío.
Una lágrima corre por su mejilla y cae al vacio.
No sabía como acercarse a ella y tomarla para decirle que la ama. Un inmortal espantado por la belleza de un joven, que tontería. Recuerda aquella noche en el callejón, se encontraba completamente cubierto por la oscuridad que aun no se explica cómo lo vio, guarda en su memoria la imagen de esos ojos color esmeralda, su piel de color marrón y que en su mirada nunca se encontró con miedo, si no compasión y ternura. Nunca había sentido ese calor en su cuerpo, ella lo había hecho sentir vivo.
Abre los ojos, un ruido repentino lo despierta de sus recuerdos, desea que solo sea el sonido del viento. Escucha los pasos lentos y quedos que se acercan a sus espaldas, no necesita voltear para saber que ella lo ha encontrado nuevamente.
Se lamenta haberse acercado a ella, lamenta que lo ame, y lamenta amarla de esa manera, aun no sabe lo que él es, y no entiende porque se escapa de su cuarto por la madrugada. Sus manos calientes lo rodean, el calor de su cuerpo lo envuelve y el siente su como si su corazón latiera.
Un beso tibio en su mejilla fría, aun no sabe porque siente que se ruboriza. Recuerda aquella noche caliente de verano cuando se animo a abordarla, la miro fijamente, ella hizo una mueca, temió que lo reconociera, temió por un instante en que ella tuviera miedo.
Otro beso, ahora en los labios, lo consterna y lo saca de sus pensamientos, la besa de vuelta, su aroma, su piel, el latido de su sangre seduce a Talant, no es la primera vez que siente perder el control.
Ella murmura algo, sumergido en sus pensamientos no la escucha, se queda callada y vuelve a repetirlo, escucha un te amo, y el viento sopla llevándose las palabras a lo lejos. Nuevamente el silencio de Talant, Alicia le recorren las lágrimas por sus mejillas. Entre sollozos le dice que no le importa lo que sea.
Una lagrima nuevamente brota y cae al vacio.
Los recuerdos de un vampiro son por siempre, no tiene manera de olvidarlos. Quisiera borrar lo sucedido el día anterior. Olvidar que estuvo a punto de matarla, destrozarle la vida y destruirla, olvidar que se encontraba dispuesto a exprimirle hasta la última gota de su ser. El perfume, su aliento, el pulsar de su sangre fue más intenso que la voluntad de Talant. Recuerda aquellos ojos esmeraldas asustados, llenos de pavor por su transformación, no se lo puede perdonar, no puede perdonarse haberse expuesto, no de esta manera. Que tiene diferente Alicia para que no pueda controlar a ese animal interno que tiene viviendo dentro, que la hace especial para amarla y desearla como su cena. Ella dice que no le importa, que si es posible que la convierta con ella, que quiere pasar una eternidad a su lado, pero una eternidad para alguien que no ha vivido es mucho tiempo.
Talant la toma de las caderas y la abraza, la huele y La ama nuevamente, le hace el amor. Los rayos de la luna iluminan el cuerpo de ella y la convierten más sensual que nunca, el se pierde entre sus pechos y entre su sexo y la ama nuevamente, hasta el borde de la noche. Ella duerme.
Se encuentra desnudo Talant y se sienta al borde de la azotea, mira al oriente y espera ver aquella maravilla que no ha visto en más de mil años, no se preocupa del dolor que pueda sentir, lo hace porque no quiere que ella sienta el dolor de vivir eternamente. La ama y por eso lo hace, espera un momento, solo espera. Cuando despierte Alicia solo encontrara un puñado de cenizas.
El sol aparece y va quemando lentamente cada parte del cuerpo de Talant, lo consume y él desaparece, mientras que una ráfaga de viento se lleva las cenizas a lo lejos.

Comentarios

  1. Objeto, no había tenido oportunidad de decirte que me parecio. Me gusto mucho... me gusta la forma que tienes para relatar las cosas.
    Soy tu fan♥ Te quiero menso♥

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