Bajo los Escombros

No estoy seguro de como empezó todo. No recuerdo si fueron las explosiones, los diluvios o simplemente la gente enloqueció. Sin embargo, si recuerdo el final, lo se porque lo estoy viviendo. Este podría ser el único testimonio que con esperanza dejo por si algunos sobreviven y sus descendientes lo encuentren.  No se cuanto tiempo me quede, pero los gritos de  afuera cada vez que se escuchan mas cercanos a mi refugio, escucho  el llanto de los pequeños, el lamento de las madres. No hay nada que pueda hacer, el mundo se convirtió en una situación de sobrevive por tu cuenta. Como les decía, nadie recuerda lo que dio inicio al fin, pero no fueron los aliens o zombies ni un virus mortal por los gobiernos, sólo estamos seguros que fue iniciado por la arrogancia, soberbia y ambición de los hombres; no hubo aviso o tiempo límite, simplemente empezaron las persecuciones y las matanzas.

Escucho las máquinas acercarse cada vez mas a donde estoy, me he resignado  a esperar mi final. Pude hacer lo mejor, con Claudia y Abigail las puse a salvo lejos de este sufrimiento que me espera.

Tenía bastante tiempo sin hablar con alguien o ver a otro ser humano, no recuerdo en verdad cuanto ha pasado porque perdimos la noción del tiempo, en un final de los tiempos; cosas como el tiempo dejan de preocupar. Madre e hija derrotadas en el piso, con las manos cubiertas de sangre. Pero fue mi soledad la que me hizo actuar. Las rescaté una noche fría cuando pensé que estaba solo en este mundo, escuche el llanto de una pequeña; Abigail tenía una cortada profunda en el pie.

Cure las heridas de ambas, las puse a salvo y las adopte. Abigail me hacia reír todo el tiempo mientras que Claudia tan bella y calurosa me daba cobijo en la noche, fue la familia que nunca pude formar.

El calor de las llamas empiezo a sentir su presencia devastadora cercas de aquí, los gritos de la gente de afuera aún no cesan; cada vez se escuchan mas fuerte, retumban en las paredes de mi refugio. Alguien se acerca a mi puerta, no puedo darme el lujo de que descubran mi hogar, haré una pausa en estos momentos…

Tuve que tomar mi cuchillo para desollar animales, era el buen muchacho DJ, realizo mucho ruido golpeando la puerta de metal que cubre mi entrada,  lo he silenciado de un sólo tajo en la garganta. Espero que pasen de largo los hombres de las pistolas, contra eso no podría luchar.

El muchacho DJ llego después de Claudia y Abigail, de hecho todos llegaron después de ellas, mi tranquilo y seguro perímetro de pronto se vio invadido por una decena de familias. Fue por Abigail que deje que DJ se quedara  y fue por ella que todos los demás también lo hicieron. Realmente no importaba, mientras fuera feliz, me había cansado tanta soledad, que entre mas personas era mejor, pronto aprendimos a vivir en conjunto; como comunidad. Les enseñé como realizar sus hogares bajo las ruinas para que la fachada de los muros caídos engañaran a las patrullas.

Pero si aun quieren saber, lo que nos extermino fue una guerra. Tan sencillo como eso. El final del mundo se dio por una guerra, ni el calentamiento global tan prometido nos salvo de una guerra. No sabíamos si nombrarla tercera guerra mundial o la última de ellas, ya que nadie luchaba para salvar a los débiles o para proteger a los desamparados. Todos luchaban por cada quien, la individualidad, siempre era un ir y venir, algún país tomaba el otro; después  ese país lo recuperaba así que nunca sabías cuando era seguro salir a las calles,  por eso dejamos de hacerlo y nos condenamos nosotros mismos a vivir bajo tierra. Sobrevivíamos como podíamos, de vez en cuando algunos jóvenes se ofrecían a buscar animales muertos o lo que quedaran de ellos y lo que encontraban lo repartían entre las familias que vivían en mi zona.

Los disparos chocan entre las tumbas de metal, rebotan para todos lados sin dirección fija, a cualquiera le puede penetrar una bala en el cráneo.  Escucho los gritos de los jóvenes de mi zona que se lanzan contra las patrullas, valientes e inocentes, no tenían con que contrarrestar el rabioso fuego de unas ametralladoras. Escucho también como sus gritos de guerra se ahogan en unos de dolor y muerte. Inocentes  y tontos, ahora la patrulla descubrirá que estamos escondidos bajo tierra y empezaran a registrar los escombros, malditos jóvenes  y su arrogancia nos han condenado.

Familias completas encontraran debajo de los escombros, quizás se lleven a los mas fuertes a  trabajar en prisión; maten al resto. Por eso previne la situación, hice lo mejor que pude para Claudia y Abigail, les preparé de comer, las consentí, bese a cada uno en la frente para darles las buenas noches. Cuando Claudia dormía profundamente me subí arriba de ella, la bese; con una mano mía le tape la boca y en la otra sostenía mi cuchillo y le aseste un golpe directo al corazón. Fue casi instantáneo, lo mejor fue que, sin ningún  ruido. Lo más difícil fue la pequeña Abigail, que despertó y me vio las manos rojas por la sangre, se asusto y lloro. También llore pero no deseaba que sufrieran, quiso huir pero la detuve, la tome con mis brazos sobre su cuello, la asfixie hasta que se durmió, para bien.

Las ráfagas de balas silencian los gritos de hombres, mujeres, niños. Los hombres de las armas hablan un idioma que no entiendo ni distingo, han descubierto a todos los habitantes de mi zona, escucho los gritos de aquella mujer sensual que alguna vez me sedujo; María creo que se llamaba. Se oyen las risas de los hombres de  las patrullas y los gemidos de otro, también escucho los sollozos quedos de María, quisiera no pensar en lo que le están haciendo. Quisiera hacerme de los oídos sordos. ¡Dios, por favor sálvala! pero hace mucho tiempo que no existe un Dios por estos rumbos del final de los tiempos. Se escucho un disparo seco y pararon los sollozos de María, es lo mejor que le pudo haber pasado, quien sabe cuantos hombres son los que están allá afuera.

Se escuchan dos hombres afuera de mi entrada, gritan, algo gritan pero no entiendo. He cometido la estupidez de dejar el cuerpo de DJ afuera de mi puerta, descubrirán la entrada dentro de pronto. Quizás tú, el que lo lea, creerá que soy un monstruo por matar a dos personas que amo; pero estos son tiempos difíciles e imaginar que lo que le hicieron a María podría haber sido Abigail, que se encontraba en el florecimiento de su vida, dulces quince años tenia, o al menos de esos parecía.

Correré a atrancar la puerta…

Ya han descubierto mi entrada, golpean, en poco tiempo estarán aquí. Sólo recuerda que el fin del mundo no llego como todos lo esperaban. No fue un tsunami  lo que nos arrastro, ni una invasión alienígena; fuimos nosotros los que nos aniquilamos. Fueron tus ancestros, quizás fue tu padre o tú hermano. Nosotros mismos le dimos la espalda a la humanidad, solos nos hemos exterminado; tú que descubras esto y lo leas, sólo imagina que tu esposa e hija o tu madre y hermana pudo haber sido María, Claudia, Abigail, las cientos de mujeres que estos que están apunto de entrar, fueron los que las asesinaron; gente como tú, con carne, sangre, sudor y sufrimiento.

Desconozco como este el mundo cuando tú encuentres esto. Espero que este mejor que ahora, espero no equivocarme y este peor, o mucho peor, que nadie lo encuentre y nadie  lea esto. Pero si tan sólo existiera un rayo de esperanza y las cosas fueran mejor, regresa a esta lectura y recuerda lo jodido que nos encontrábamos en el mundo antes que tú.

La puerta de metal ya no los pudo contener más, han entrando…

El final del mundo no llega, sólo llega el fin de cada uno de nosotros, este es el mío; recuerda: Salva a la humanidad.